Vivimos en un mundo en el que llamamos a nuestros aparatos inteligentes “smart” atribuyendoles características y habilidades que no tienen.
Hace ya muchos años que el ser humano pensaba que a estas alturas ya tendríamos creada la inteligencia artificial y en realidad parece que estamos todavía muy lejos de conseguirlo. En realidad a todo aquello a lo que llamamos inteligente, no son más que simples, o quizás no tan simples, sistemas espetos.
Al parecer, cuando vimos que no íbamos a ser capaces de dotar de inteligencia a una maquina, decidimos rebajar el significado. Ahora una maquina inteligente ya no tiene por que tener sentimientos y la capacidad de aprender esta basada solo a unos aspectos predefinidos, vaya, lo que viene siendo un sistema experto. Cierto es que tenemos aparatos como los móviles que son expertos en varias cosas, y según le instalamos aplicaciones, pueden ser expertos en muchas cosas. Pero al final de la historia no se puede considerar que sean inteligentes.
Las personas que manejan estos temas, han decidido que un sistema experto no puede aprender por si mismo y solo cuando los usuarios de los mismos los actualizan. Mientras que la inteligencia artificial ya lo es solo, por el hecho de que sea capaz de aprender de nuestro uso o incluso de temas mas simples.
Cuando el superordenador de IBM Deep Blue se impuso al campeón Garry Kaspárov en 1995, todos pensaron que el camino estaba empezado, pero la verdad es que no existe todvia la inteligencia artificial aunque nos empeñemos en llamar así a nuestros equipos informáticos.
